¿Por qué son tan importantes los zapatos adecuados para los niños?
El pie de un niño no es solo una versión en miniatura del de un adulto: es una estructura muy sensible y en rápido desarrollo, cuya formación continúa hasta bien entrada la infancia. Por eso, la elección de zapatillas infantiles debe basarse en la funcionalidad y la comodidad, no en la apariencia.
En la guardería, el niño pasa varias horas al día: corre, salta, se sienta, se levanta y realiza muchos movimientos espontáneos. Las zapatillas deben apoyar el desarrollo natural del pie, permitir libertad de movimiento y ser fáciles de poner y quitar por el propio niño. Unas zapatillas mal elegidas – demasiado apretadas, pesadas o rígidas – pueden limitar la movilidad del pie, provocar mala alineación de los dedos e incluso contribuir a problemas posturales.
Cada vez más fisioterapeutas y ortopedas infantiles coinciden: las zapatillas saludables para niños son aquellas que imitan caminar descalzo. Ligeras y flexibles, hechas con materiales naturales y con suela fina antideslizante: estos modelos favorecen un desarrollo saludable y permiten a los niños moverse con libertad en su día a día.
¿Qué requisitos tienen las guarderías respecto al calzado?
Aunque muchas guarderías dan libertad a los padres, algunas establecen requisitos específicos. Lo más habitual es el tipo de cierre: se prefieren zapatillas con velcro u otros sistemas fáciles que permitan al niño calzarse solo. Algunas instituciones todavía recomiendan talón reforzado, aunque esto no siempre coincide con los conocimientos médicos actuales.
Conviene consultar con los educadores o revisar el reglamento interno. Algunas guarderías permiten calzado barefoot, otras prefieren modelos clásicos. En las salas cuna, donde los niños apenas empiezan a caminar, se prioriza la flexibilidad, la suela antideslizante y el buen ajuste al pie. Así, las zapatillas no solo cumplen una función práctica, sino también educativa: fomentan la autonomía infantil.


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